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San Antonio de Pereira

Hallazgos de nuestra investigación

El barrio San Antonio de Pereira es un rincón vibrante donde la naturaleza y la comunidad se entrelazan. Con paisajes verdes y espacios recreativos, este barrio se convierte en un refugio ideal para quienes buscan disfrutar del aire libre. Aquí, los residentes y visitantes pueden explorar senderos rodeados de flora autóctona y participar en actividades que fomentan la conexión con el entorno natural. En el siguiente mapa puedes ubicar la zona estratégica de interacción con la naturaleza que fue identificada en el barrio, la cual se correlaciona con el parque Los Remansos. 

Propósito de intervención etnográfica

El centro de la actividad etnográfica fueron las actividades de impacto acerca de la interacción con la naturaleza: jardinería, huertas, regeneración, senderismo, baño de bosque, observación de la naturaleza, actividades de agua, yoga, respiración al aire libre.

Barreras para el desarrollo de las actividades de impacto

Festival callejero

01

Creencia de que el barrio posee únicamente una vocación asociada a la rumba

Camino peatonal

02

Desconocimiento de los senderos y rutas verdes

Puente en el bosque

03

Desconocimiento de la condición “pública” de los senderos y rutas verdes

San Antonio de Pereira

Entre Jardines

Sendero Los Remansos

San Antonio de Pereira

Se trata de un sendero que, por el recorrido dado, el cual inició y terminó a dos cuadras del Parque Principal de San Antonio, cuenta con una extensión de 2.5 km. Si bien la vocación del Parque Principal es la rumba, a apenas tres cuadras podría darse por iniciado el sendero Los Remansos. Durante el recorrido se puede apreciar, a simple vista, el interés de los moradores por la jardinería. En la casa de don Efrén (foto 13) se encontraba su hermana Rosario, que estaba allí y no en su casa porque estaba recién operada de la columna, “y aquí mi don [Efrén] me dijo que me viniera pa´ acá pa que estuviera quieta, porque sí, allá [en la casa] me la paso todo el día jodiendo con matas” (Rsr).

En el sendero Los Remansos vimos una pareja haciendo picnic, cuatro plenarios paseando a sus perros, dos jóvenes egresados de la I. E. San Antonio dibujando (foto 17), una madre jugando con su hijo (foto 16) y una joven paseando en su patineta.

 

Martha mencionó que las unidades residenciales cercanas al sendero solo pudieron ser construidas mediante la tala intencionada y masivas de bosques. De hecho, es probable que el sendero fuese creado por las unidades residenciales como acción ambiental reparadora.

 

Tutucán es un referente de naturaleza, pero también “es paisaje” (Mth), en el sentido de que se descarga sobre el centro un desinterés local. “El concepto paseo implica salir de Rionegro o buscar tierra caliente, por ejemplo, Cocorná. Uno viene con los pelaos [sus estudiantes] para Tutucán y no lo reciben bien. Es más un espacio para gente de afuera, o para los de aquí, pero que vienen por la oferta educativa que se ofrece ahí. Yo, por ejemplo, tengo que venir a hidroterapias” (Mth).

Plantas en la casa de Martha Yanit Cuevas. San Antonio de Pereira.

 Entrevistas

Naturaleza
00:00 / 00:26
Un hermoso Parque
00:00 / 00:39
Yoga
00:00 / 00:38
El privilegio
00:00 / 00:17
San Antonio es un barrio pequeño
00:00 / 00:26
El único limitante
00:00 / 00:26

Conclusiones

Los insights y los hallazgos que se encontraron con el trabajo etnográfico realizado en Rionegro, dan cuenta de las necesidades, las barreras, los imaginarios, las percepciones y los paradigmas que se tejen alrededor de los entornos naturales y las actividades que se realizan en ellos. 
 

Esta primera indagación mostró que, cuando se pregunta directamente por la relación cotidiana con la naturaleza, las respuestas recrean un marco semántico que moviliza la serenidad, la armonía, la respiración pura, y la tranquilidad, pero no existe, al menos no de manera explícita, un relacionamiento con las labores diarias y cotidianas, las cuales están marcadas, más bien, por la velocidad, el afán, el cansancio, la inmediatez, el poco tiempo de ocio, entre otros síntomas conocidos y aceptados como caracteres de la vida moderna. Aquellas categorías de referencia demuestran que la naturaleza, como concepto y proyección práctica, se concibe como un entorno o como un conjunto de acciones que distan de la cotidianidad, lo que dispone un mínimo reto: a juzgar por la percepción actual de los entornos naturales, las actividades de impacto (Yoga, Jardinería, Meditación, etc.) no deberían cruzarse con los tiempos convencionales de laburo (7:00 a.m. – 7:00 p.m.). Como si el concepto cotidianidad con la naturaleza fuera una contradicción en los términos. 
 

De modo que la vinculación cotidianidad con naturaleza puede ser considerada una narrativa posible y no explorada, que motivaría la coexistencia de los términos. Para expresar esta coexistencia, podría hacerse visible, inicialmente, aquellas acciones que son ejecutadas en el día-a-día y que todavía no son reconocidas como interacciones directas con la naturaleza, por ejemplo, el caso de quienes caminan a su trabajo y, para hacerlo, transitan por un sendero natural, que es el caso de quienes transitan la Calle 39 en el barrio El Porvenir; o quienes, en el barrio San Antonio de Pereira, aprovechan el sendero Los Remansos para pasear a sus perros en las tardes. Ambos ejemplos representan una ruptura en la percepción rionegrera: la cotidianidad está vinculada a la interacción con entornos naturales.  
 

Las actividades en interacción con la naturaleza requieren cercanía entre el lugar de vivienda y el nodo natural. La distancia, entendida a partir de la necesidad de tomar así sea un solo medio de transporte, se perfila como barrera. Aunado a la distancia, el acompañamiento en las actividades de interacción natural se perfila como de primera importancia. Con esto, los entrevistados refieren, primero, su preferencia por realizar actividades con la naturaleza en compañía de familiares y amigos; y, segundo, expresan la importancia de ser acompañados por guías que verbalicen los beneficios de las actividades, y que sirvan de moderadores entre ellos y el entorno natural (lo que en Comfama puede homologarse con la figura de mentor). 

En cuanto a las barreras, se destacan los siguientes marcadores:  falta de tiempo, tiempo de desplazamiento, y percepción de alto costo. En las primeras entrevistas resonó una posible baja motivación interna para el desarrollo de actividades en entorno naturales, no obstante, según los entrevistados, los niveles de motivación podrían crecer si se garantizan condiciones, sobre todo, de cercanía al lugar de vivienda y de bajo costo. 
 

El desconocimiento o la percepción de que algunas actividades en entornos naturales son muy “elevadas” en materia cognitiva o socioeconómica, también estuvo presente. Esta percepción sugiere que el registro escrito y oral de las actividades de impacto debe pasar por un proceso de “traducción cultural”, de modo que el discurso se presente “próximo”; la denominación actual, sobre todo en actividades como Yoga y Meditación, aleja a los públicos que se autorreconocen como miembros de la clase media/trabajadora. 
 

La petición inicial de los entrevistados se enmarca en el reconocimiento de los entornos naturales más cercanos, que actualmente podrían percibirse, paradójicamente, como “paisaje” (esta expresión dista de toda connotación con la interacción natural, y refiere aquello que resulta desapercibido). De hecho, los entrevistados realizan afirmaciones del tipo “[…] en Rionegro hay muy poco verde […]”, la cual podría ser confrontada y desmentida (?) por los resultados de la caminata cartográfica. Esto pone en escena un desafío en doble vía: (1) crear entornos naturales, y (2) gestionar la percepción acerca de los entornos naturales existentes.

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