El Porvenir
Hallazgos de nuestra investigación
El barrio El Porvenir destaca por su rica biodiversidad y sus áreas verdes, que invitan a la exploración y el esparcimiento. Este lugar es un verdadero oasis para los amantes de la naturaleza, ofreciendo diversas oportunidades para actividades al aire libre. Con su ambiente acogedor y sus iniciativas comunitarias, El Porvenir se convierte en un punto de encuentro perfecto para quienes desean disfrutar de la tranquilidad y la belleza del entorno natural. En el siguiente mapa puedes ubicar la zona estratégica de interacción con la naturaleza que fue identificada en el barrio, la cual, por nomenclatura, se conoce como la Calle 39.
Propósito de intervención etnográfica
El centro de la actividad etnográfica fueron las actividades de impacto acerca de la interacción con la naturaleza: jardinería, huertas, regeneración, senderismo, baño de bosque, observación de la naturaleza, actividades de agua, yoga, respiración al aire libre.
Barreras para el desarrollo de las actividades de impacto
El esquema de la derecha es un diseño autónomo de las barreras respecto a uno o varios hábitos. Su punto de partida son las actividades de impacto para el bienestar, que son actividades en relación con el concepto de naturaleza.
01
Sesgo de clase económica
02
Cuidado de niños o de ancianos
03
Percepción de tránsito y no estancia
Calle 39 de El Porvenir
Vecindario Natural
Yovanny fue interpelado, directamente, por las siguientes actividades de impacto: senderismo, avistamiento de aves, yoga, actividad física (deporte), meditación y baño de bosque. En su consideración, yoga y meditación hacen parte de un modelo filosófico que requiere más que instrucciones de tipo call to action; además, las identifica como actividades de práctica común entre la denominada clase alta, “[...] y el barrio [El Porvenir] es más clase media” (Yvy). Según Yovanny, las personas del barrio estarían más cerca de practicar senderismo, de hecho, “aquí la gente camina mucho, sobre todo para ir a trabajar y de paso pa ahorrarse unos pesos” (Yvy). Apuntó, finalmente, que estas actividades “requieren tiempo, y la gente en Rionegro siempre está muy ocupada cuidando viejos o cuidando niños; Mateo, en Rionegro no hay políticas para los cuidadores” (Yvy).
Calle 39 del barrio El Porvenir. El concepto de vecindad no responde a la idea edificación-edificación, sino que se alterna entre la edificación y la naturaleza, pues en frente pasa el Rio Rionegro, con potencial para actividades como avistamiento de aves. También hay parques, al menos al medio día y en las tardes de semana, de poco uso. También hay un tramo de ciclorruta de al menos 2km. Próxima a una cancha de fútbol y a una piscina de acceso público.
Entrevistas
Conclusiones
Los insights y los hallazgos que se encontraron con el trabajo etnográfico realizado en Rionegro, dan cuenta de las necesidades, las barreras, los imaginarios, las percepciones y los paradigmas que se tejen alrededor de los entornos naturales y las actividades que se realizan en ellos.
Esta primera indagación mostró que, cuando se pregunta directamente por la relación cotidiana con la naturaleza, las respuestas recrean un marco semántico que moviliza la serenidad, la armonía, la respiración pura, y la tranquilidad, pero no existe, al menos no de manera explícita, un relacionamiento con las labores diarias y cotidianas, las cuales están marcadas, más bien, por la velocidad, el afán, el cansancio, la inmediatez, el poco tiempo de ocio, entre otros síntomas conocidos y aceptados como caracteres de la vida moderna. Aquellas categorías de referencia demuestran que la naturaleza, como concepto y proyección práctica, se concibe como un entorno o como un conjunto de acciones que distan de la cotidianidad, lo que dispone un mínimo reto: a juzgar por la percepción actual de los entornos naturales, las actividades de impacto (Yoga, Jardinería, Meditación, etc.) no deberían cruzarse con los tiempos convencionales de laburo (7:00 a.m. – 7:00 p.m.). Como si el concepto cotidianidad con la naturaleza fuera una contradicción en los términos.
De modo que la vinculación cotidianidad con naturaleza puede ser considerada una narrativa posible y no explorada, que motivaría la coexistencia de los términos. Para expresar esta coexistencia, podría hacerse visible, inicialmente, aquellas acciones que son ejecutadas en el día-a-día y que todavía no son reconocidas como interacciones directas con la naturaleza, por ejemplo, el caso de quienes caminan a su trabajo y, para hacerlo, transitan por un sendero natural, que es el caso de quienes transitan la Calle 39 en el barrio El Porvenir; o quienes, en el barrio San Antonio de Pereira, aprovechan el sendero Los Remansos para pasear a sus perros en las tardes. Ambos ejemplos representan una ruptura en la percepción rionegrera: la cotidianidad está vinculada a la interacción con entornos naturales.
Las actividades en interacción con la naturaleza requieren cercanía entre el lugar de vivienda y el nodo natural. La distancia, entendida a partir de la necesidad de tomar así sea un solo medio de transporte, se perfila como barrera. Aunado a la distancia, el acompañamiento en las actividades de interacción natural se perfila como de primera importancia. Con esto, los entrevistados refieren, primero, su preferencia por realizar actividades con la naturaleza en compañía de familiares y amigos; y, segundo, expresan la importancia de ser acompañados por guías que verbalicen los beneficios de las actividades, y que sirvan de moderadores entre ellos y el entorno natural (lo que en Comfama puede homologarse con la figura de mentor).
En cuanto a las barreras, se destacan los siguientes marcadores: falta de tiempo, tiempo de desplazamiento, y percepción de alto costo. En las primeras entrevistas resonó una posible baja motivación interna para el desarrollo de actividades en entorno naturales, no obstante, según los entrevistados, los niveles de motivación podrían crecer si se garantizan condiciones, sobre todo, de cercanía al lugar de vivienda y de bajo costo.
El desconocimiento o la percepción de que algunas actividades en entornos naturales son muy “elevadas” en materia cognitiva o socioeconómica, también estuvo presente. Esta percepción sugiere que el registro escrito y oral de las actividades de impacto debe pasar por un proceso de “traducción cultural”, de modo que el discurso se presente “próximo”; la denominación actual, sobre todo en actividades como Yoga y Meditación, aleja a los públicos que se autorreconocen como miembros de la clase media/trabajadora.
La petición inicial de los entrevistados se enmarca en el reconocimiento de los entornos naturales más cercanos, que actualmente podrían percibirse, paradójicamente, como “paisaje” (esta expresión dista de toda connotación con la interacción natural, y refiere aquello que resulta desapercibido). De hecho, los entrevistados realizan afirmaciones del tipo “[…] en Rionegro hay muy poco verde […]”, la cual podría ser confrontada y desmentida (?) por los resultados de la caminata cartográfica. Esto pone en escena un desafío en doble vía: (1) crear entornos naturales, y (2) gestionar la percepción acerca de los entornos naturales existentes.